Parece que ha pasado una eternidad y un par de fin de mundos desde la última vez que escribí sobre irse por ahí, ese arte que por tanto practiqué por diferentes razones a las que lo hago ahora. Sí, lo he seguido haciendo, ya no para escapar o encontrarme, ya me dejé de lo primero y conseguí en el camino lo segundo.
Ahora me hallo en un punto donde no tengo fuerzas para mirar atrás, de regodearme en el pasado; de pronto no tengo muchas ganas de mirar hacia adelante, de hacer planes, de invocar el futuro ¿Habré conseguido aprender a estar presente o solo estoy extenuada por el ritmo de la vida estos días? ¡Quién sabe! A veces hay que entregarse al no-saber.
Los tiempos difíciles -por lo general- nos hacen poner (casi) todo en perspectiva. Y las últimas semanas tras navegar por vientos complejos, el silencio se ha convertido en mi gran aliado, un lago transparente donde puedo mirar de cerca y de lejos lo que está en la superficie, en el fondo y en el reflejo.
Hace meses hice un viaje que me condujo a alcanzar mis sueños, pero este que vivo ahora me tiene por completo inmersa en realidades, esas que te recuerdan que la vida es frágil, que el tiempo es muy corto y las distancias a veces muy largas; que no hay que ahorrarse los te quiero, los perdones, los te extraño. Que tal vez este sea el viaje más importante: el de vivir lo más que puedas ahora mismo, el de honrar cada latido, el de respirar profundo una vez más, el de agradecer la fortuna de tu vida y de cada vida en tu vida, el de amar sin escatimar.
Deseo que sea cual sea tu viaje, encuentres en éste suficiente claridad para ver las señales que le den significado y valor al camino que recorres.
¡Buen viaje!
Lucie ✨

Hermoso!! ❤️❤️❤️❤️
ResponderEliminarSeguimos aquí ❤️🩹
ResponderEliminarSeguimos aquí ❤️🩹🙆🏾♂️
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